domingo, 26 de junio de 2011

La alameda

La alameda de chopos se engalana,
con bóveda de verdes redentores,
bajo el fondo azul de las alturas.
El río fluye sin descanso,
arrullando, con su dulce cantinela,
los vericuetos recónditos del alma.
El ocre de la tierra reverdece,
y la huerta, preñada de presentes,
nos ofrece  sus frutos cada día.
Bajo la atenta mirada de las rochas,
los pájaros, suspendidos en el aire,
dibujan infinitas filigranas.
La existencia en el paraje se recrea,
nutriéndose de arcoíris infinitos
que serenan la andanza pasajera.
Sinfonía de ruidos y colores.
Todo es paz en la alameda.

sábado, 11 de junio de 2011

Un Indignado más

Caminaba pensativo. Licenciado en filosofía y letras, 25 años, con un escuálido curriculum de empleos esporádicos y precarios. Daba rienda suelta a sus ideas escribiendo ensayos sobre aspectos de la vida. En la plaza, abarrotada de conciencia colectiva, se respiraba compromiso y libertad. A partir de ese mayo, nada iba a ser igual para él. Su mente henchida de propuestas, su alma cargada de ilusión. Repasó la chuleta que llevaba. La Asamblea iba a comenzar.

viernes, 3 de junio de 2011

Invierno del 62

Humeaba la vieja chimenea,
esparciendo los olores de la leña,
sobre el manto helado de rocío
que cubría los tejados de las casas.
El pueblo, adormilado todavía,
despertaba al toque de campanas.
El abuelo, ordenaba los aperos
y aparejaba a las caballerías.
Una nueva jornada comenzaba.
Las calles se llenaban de bullicio,
los chiquillos corrían a la escuela.
El fuego crepitaba en el hogar,
consumiendo viejos troncos de olivera.
Los pucheros arrimados a las brasas
preparaban, para luego, la comida.
Aroma de rosquillas en la estancia.
La abuela regentaba la cocina.