sábado, 9 de noviembre de 2013

Dana


Cómo te echaré de menos
las frías mañanas de invierno
en la soledad del monte,
sin verte tomar los vientos
entre romeros y aliagas,
todo será diferente.

Cómo te echaré de menos
mi compañera de andanzas,
escudriñando laderas,
recorriendo pedregales
con porte de señorío,
compañera infatigable.

Cómo te echaré de menos
bajo el calor asfixiante
de agosto codornicero,
trotando por los rastrojos,
tu nariz a ras de suelo,
y jugueteando en el río.

Cómo te echamos de menos
en la quietud de la casa
haciéndonos compañía,
tu cara sobre las patas
mirándonos con cariño,
esperando una caricia. 

¡Todos te echamos de menos!

martes, 24 de septiembre de 2013

Aniversario


Vivencias de siete lustros
que llenan nuestra existencia,
cabalgando por la mente
sobre cuadrigas doradas.

Sentimientos compartidos
en el valle de la vida,
sobre una alfombra verde
repleta de rosas rojas.

Sinsabores y amarguras,
espinas bajo las plantas,
laberintos insalvables,
encontrando las salidas.

Respeto y tolerancia,
generosidad en el alma,
la clave es la palabra
para salvar discrepancias.

Continuamos camino,
seguimos con las andanzas.
Vivencias de siete lustros,
otros siete nos aguardan.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Veranos de cosecha

Espigas doradas vencidas en el suelo,
preñadas de granos de esperanza,
reposando sobre el ocre de la tierra,
recogidas en gavillas por las manos,
rebosantes de fuerza y de vida,
de segadores atezados en el campo.

Las hoces cercenaron su existencia,
dando a luz a ilusiones compartidas.
La cosecha como pago del trabajo,
de labradores curtidos en la sierra,
a base de sudores y fatigas,
para dar de comer a sus  familias.

Los fajos extendidos en la era,
sobre las piedras ordenadas al efecto,
esperando que el trillo los deshaga,
separando los granos de la paja.
Al ritmo de una jota soberana,
las caballerías danzan que te danzan.

Y después de la trilla, el aventado.
Las horcas lanzadas hacia el cielo,
elevando la montonera al infinito,
al encuentro del viento esperado.
Las talegas henchidas al granero,
la dorada paja para su uso cotidiano.

Y al final de la jornada, derrengados,
una frugal cena a la luz de los candiles,
y el merecido descanso en la cambra,
sobre cobertores encima de la paja.
Los sueños comienzan a volar,
deseando el regreso a las casas.

Así recuerdo los veranos de cosecha,
como un tesoro guardado en mi memoria.

jueves, 3 de enero de 2013

Las musas

Aparecía el sol tras la montaña,
llegaban las musas a mi mente,
montadas en corceles relucientes,
preñadas de presentes inspirados.
Borbotones de luz en desbandada,
invadían el espacio adormecido,
llenando mis retinas de arcoiris
que estimulaban todos mis sentidos.
Al galope tendido, en mi memoria,
resonaban los ecos de sus cascos,
como si fueran teclas de un piano
acariciadas por manos virtuosas.
Armonía de colores infinitos,
melodía de sonidos afinados,
un regalo, sin duda, inestimable.
Comenzaban las musas su trabajo,
alumbrando en mi mente poesía.