El pico de la montaña se refleja en el agua
de un ibón del Pirineo, con fondo azul otoñal.
En la cumbre nieve pura iluminando el entorno,
con luz que se desparrama sobre un paisaje vital.
El margen, ribeteado del verde resplandeciente
de la hierba fresca y pura, aporta un toque especial.
En las linfas cristalinas bulle la vida inmortal.
Siluetas en el aire danzan, sobre el horizonte,
al son de un suave viento que las mece sin cesar.
Algodones en el cielo presagian que lloverá.
Entre los esbeltos pinos, pace algún animal
ramoneando los brotes que le permiten estar.
Al fondo el roquedal, mudo testigo del tiempo,
torturado sin descanso por el frío invernal.
El silencio que se oye se adueña de la verdad.
Y la verdad fluye sola, preñada de humanidad.
Bello paisaje estampado, descrito sobre el papel;
los colores se imaginan, las palabras el pincel.
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