sábado, 12 de noviembre de 2011

Pintando sobre el papel

El pico de la montaña se refleja en el agua
de un ibón del Pirineo, con fondo azul otoñal.
En la cumbre nieve pura iluminando el entorno,
con luz que se desparrama sobre un paisaje vital.
El margen, ribeteado del verde resplandeciente
de la hierba fresca y pura, aporta un toque especial.
En las linfas cristalinas bulle la vida inmortal.
Siluetas en el aire danzan, sobre el horizonte,
al son de un suave viento que las mece sin cesar.
Algodones en el cielo presagian que lloverá.
Entre los esbeltos pinos, pace algún animal
ramoneando los brotes que le permiten estar.
Al fondo el roquedal, mudo testigo del tiempo,
torturado sin descanso por el frío invernal.
El silencio que se oye se adueña de la verdad.
Y la verdad fluye sola, preñada de humanidad.

Bello paisaje estampado, descrito sobre el papel;
los colores se imaginan, las palabras el pincel.

domingo, 23 de octubre de 2011

El Sur y el Norte

Camino por el río hacia Las Fuentes,
Los pies sumergidos en el agua,
las plantas luchando intensamente
con los cantos rodados de las piedras,
intentando el equilibrio de la vida.

Las Hoces del Martín me desafían,
sus paredes, hacia el cielo, me arrebatan,
un escalofrío recorre mi existencia,
caminando hacía el Sur de la esperanza,
con los pies desnudos en el agua.

El intenso azul del cielo me sosiega.
Las piruetas de los pájaros relajan.
El verde de las plantas me atempera.
Pero mi inquietud aún sigue en alza,
sin entender “el porqué” de tantas cosas.

Mucho Sur existe en nuestro Norte.
Todo el  Norte sumergido en la zozobra,
sin encontrar solución a los problemas.
Las finas líneas que dividen se disipan.
Todos somos iguales en la Tierra.

sábado, 15 de octubre de 2011

Escudriñando el Diccionario (3)

alcabor
Hueco de la campana del horno o de la chimenea.
bitoque
Tarugo de madera con que se cierra el agujero o piquera de los toneles.
cascajo
Guijo, fragmentos de piedra y de otras cosas que se quiebran.
ceneque
Panecillo o trozo de pan.
glera
Arenal. Terreno con mucho cascajo.
lía
Soga de esparto machacado, tejida como trenza, para atar y asegurar los fardos, cargas y otras cosas.

martes, 4 de octubre de 2011

Experiencia vital

Una reacción alérgica a un calmante inyectado me ha hecho vivir una experiencia vital difícil de explicar y, mucho más, de entender si no se ha pasado por ella.
Acostado boca abajo me quedé adormilado. No sé cuánto tiempo había pasado cuando comencé a oír una voz amortiguada y lejana;  reconocí la voz de mi esposa y noté que sus manos me zarandeaban. Aprecié el pánico en su llamada; alternaba mi nombre con  el de mi hija, a la que llamaba desesperadamente. Intentaba moverme pero no podía; quería responderle pero no era capaz de hacer salir sonido alguno de mi garganta. Me faltaba el aire, a duras penas respiraba y sentía como un profundo sopor se iba apoderando de mi. Me alarmé; fui consciente de que algo iba mal. Pero enseguida una sensación de paz y bienestar se instaló en mi cuerpo. En un instante pasaron infinidad de imágenes y pensamientos  por mi mente; el último para los míos y me apené por el difícil momento que les estaba haciendo pasar.
A continuación sentí que mi existencia se diluía plácidamente. No sé cuánto tiempo estuve inconsciente.
Después volví a oír mi nombre y a alguien que decía “ya vuelve, ya vuelve”. Me costó una eternidad abrir los ojos. Al principio todo estaba borroso,  pero poco a poco fui vislumbrando siluetas y por fin personas que me rodeaban y se ocupaban de mí.
Nunca he tenido miedo a la muerte y después de esta experiencia aún le tengo menos. Estoy convencido de que nuestro cuerpo está preparado para morir en cualquier momento; seguro de que cuenta con mecanismos especiales que se ponen en marcha cuando el tránsito es inminente.
Así lo sentí  ese día 17 de agosto y fui consciente de que, después de la experiencia, mi vida ya no sería igual que antes.  Curiosamente también nací otro día 17.
Desde entonces amo más la vida y valoro especialmente las pequeñas vivencias del día a día, disfrutándolas al máximo.
El pasado se esfumó y el futuro no ha llegado; sólo existe el presente y no nos podemos permitir el desaprovecharlo.

PD.- Quiero expresar agradecimiento infinito a mi familia por la rapidez y determinación con la que actuaron; a Elena por tener el antídoto;  a Ascensión  y los Doctores Joaquín y su esposa Inmaculada por su asistencia;  y a todos aquellos que ofrecieron su ayuda y/o se interesaron por mí. Gracias.

lunes, 5 de septiembre de 2011

30 de julio, la boda de mi hija

La experiencia, expresada en palabras, pretende ser una ayuda para la nueva andadura en común.

Vida compartida

Andadura nueva  para construir.
Dulce expectativa para disfrutar.
Nuevos horizontes para descubrir.
Muchos laberintos para descifrar.
Vida compartida: la felicidad.

No seáis tacaños a la hora de hablar.
Vivir en pareja es saber renunciar.
En la convivencia hay que perdonar.
Cualquier egoísmo se ha de desterrar.
Vida compartida: la felicidad.

La vida devuelve lo que tú le das.
Si le dais amor, amor os dará.
Si os respetáis, os respetará.
Si sois positivos, todo rodará.
Vida compartida: la felicidad.

Que sepáis vivir en complicidad.
Que la singladura os llene de paz.
Que en vuestro viaje brille la verdad.
Que seáis  felices, queremos sin más.
Vida compartida: la felicidad.

domingo, 26 de junio de 2011

La alameda

La alameda de chopos se engalana,
con bóveda de verdes redentores,
bajo el fondo azul de las alturas.
El río fluye sin descanso,
arrullando, con su dulce cantinela,
los vericuetos recónditos del alma.
El ocre de la tierra reverdece,
y la huerta, preñada de presentes,
nos ofrece  sus frutos cada día.
Bajo la atenta mirada de las rochas,
los pájaros, suspendidos en el aire,
dibujan infinitas filigranas.
La existencia en el paraje se recrea,
nutriéndose de arcoíris infinitos
que serenan la andanza pasajera.
Sinfonía de ruidos y colores.
Todo es paz en la alameda.

sábado, 11 de junio de 2011

Un Indignado más

Caminaba pensativo. Licenciado en filosofía y letras, 25 años, con un escuálido curriculum de empleos esporádicos y precarios. Daba rienda suelta a sus ideas escribiendo ensayos sobre aspectos de la vida. En la plaza, abarrotada de conciencia colectiva, se respiraba compromiso y libertad. A partir de ese mayo, nada iba a ser igual para él. Su mente henchida de propuestas, su alma cargada de ilusión. Repasó la chuleta que llevaba. La Asamblea iba a comenzar.

viernes, 3 de junio de 2011

Invierno del 62

Humeaba la vieja chimenea,
esparciendo los olores de la leña,
sobre el manto helado de rocío
que cubría los tejados de las casas.
El pueblo, adormilado todavía,
despertaba al toque de campanas.
El abuelo, ordenaba los aperos
y aparejaba a las caballerías.
Una nueva jornada comenzaba.
Las calles se llenaban de bullicio,
los chiquillos corrían a la escuela.
El fuego crepitaba en el hogar,
consumiendo viejos troncos de olivera.
Los pucheros arrimados a las brasas
preparaban, para luego, la comida.
Aroma de rosquillas en la estancia.
La abuela regentaba la cocina.

domingo, 29 de mayo de 2011

La conciencia ciudadana

En lo alto,
Nubes blancas surcando el infinito.
Baile de fantasmas en el cielo.
Parpadeantes estrellas sin futuro.
Planetas, astros y galaxias
suspendidos del negro de los tiempos.
Y abajo,
dubitativos cuerpos inconclusos
pugnando por espurias verdades,
en infinitas guerras fraticidas,
sin compasión, perdón, ni empatía,
en un baile sin fin de vanidades.
Y en las plazas,
miles de conciencias colectivas
se concentran en un alma ciudadana,
aunando un sinfín de voluntades,
reivindicando, en paz, la esperanza.

domingo, 15 de mayo de 2011

Escudriñando el Diccionario (2)

ahuyama
Calabaza, calabacera.

alguinio
Cesta grande que sirve para vendimiar o recoger frutos.

cuévano
1. Cesto grande y hondo, poco más ancho de arriba que de abajo, tejido de mimbres, usado especialmente para llevar la uva en el tiempo de la vendimia.
2. Cesto más pequeño, con dos asas con que se afianza en los hombros, que llevan las pasiegas a la espalda, a manera de mochila, para transportar géneros o para llevar a sus hijos pequeños.

garbón
Macho de la perdiz.

zalea
Cuero de oveja o carnero, curtido de modo que conserve la lana, empleado para preservar de la humedad y del frío.

zaque
1. Odre pequeño.
2. Cuero en que se saca agua de los pozos.
3. Persona borracha.

sábado, 7 de mayo de 2011

La Primavera

Ha florecido el limonero de mi patio,
con flores de azahar en desbandada;
el blanco sobre el verde se cortejan,
suspendidos del tronco y sus ramas.
El jazmín se ha llenado de ilusiones;
la dama de noche, como siempre,
se está vistiendo de verde esmeralda,
y la azalea exhibe sus flores ribeteadas.
Los rosales, con sus explosivas yemas,
prometen bermellonas rosas renovadas;
las azucenas ya emergen espigadas
anunciando sus olorosas trompetas.
El ave del paraíso luce sus mejores galas.
Todo es colorido, vida y esperanza.
La primavera ha explotado
en el patio de mi casa.

sábado, 30 de abril de 2011

El regreso y la sabina

La vida había sido generosa con él, seguramente para compensarle de la injusticia de haber tenido que abandonar su tierra. En su interior una gota de amargura había ido enquistándose, aunque sin guardar rencor hacia nadie. A lo largo de los años, su mente fue gestando una necesidad que, ahora, se le antojaba imperiosa. Había decidido no morir sin regresar a sus orígenes.
De la vieja, serpenteante  y estrecha carretera no quedaba nada más que su recuerdo, la que veía se le antojaba una autopista. La recta de Val del Agua se le apareció como cualquier pista de los aeropuertos que le habían servido para llegar hasta allí. Eso sí, las hoces del río Radón seguían acompañándola  como heridas grabadas a fuego. El puente, impertérrito, desafiaba el paso del tiempo; recordó que su inauguración en 1934  supuso el fin del aislamiento del pueblo.   
Su retina almacenaba aquel paisaje que tantas y tantas veces había añorado. El monte árido, plagado de romeros y de aliagas, le parecía un vergel florido. Se deleitaba con los pocos campos de olivos que quedaban.
Ante sus ojos pasaron aquellas tierras rojizas asemejando un cuadro impresionista; a continuación las paredes de yeso y arcillas grises de la trinchera y cuando atisbó el campanario de la iglesia un pinchazo de inmensa alegría le atravesó el pecho. No pudo pasar sin hacer un alto para dirigir su mirada hacia el fondo del Hocino, ver el viejo cementerio y saludar a los seres queridos que allí descansaban.
Cuando pisó el suelo de la plaza, sintió una descarga de plenitud que  recorrió todo su cuerpo conectándolo de nuevo con su tierra.
Comenzó a pasear por las empinadas, estrechas y sinuosas calles por las que, tantas y tantas veces, había correteado. Se paraba una y otra vez deleitándose con los recuerdos.
Se sentó en el banco de la plaza, miró enrededor y le pareció que había cambiado en demasía. Se asomó a San Ramón, el mirador de la huerta, y vio su manto verde y como el río Martín aún serpenteaba a los pies del pinar de la Cañada de Marco.
A la mañana siguiente se despertó plácidamente, su primera visión, los viejos maderos del techo. Respiró profundamente hinchando sus pulmones con el  límpido aire de la sierra. Se sentía pletórico, había amanecido en su tierra. Se preparó para recorrer los campos y los montes que, durante tantas jornadas, había pateado con el ganado.
Recorrió caminos y veredas; franqueó barrancos y vaguadas; atravesó yermos infinitos y se fue a topar con su viejo amigo, aquel árbol bajo cuyas ramas había almorzado en incontables ocasiones.
Se quedó mirando a la vieja sabina y rememoró los versos, convertidos en canción, de José Antonio Labordeta:
“Allí permanece quieta
igual que la soledad,
pasa el tiempo por sus ramas
y no las puede truncar.

Quieta,
altiva,
la sabina
testifica
que bajo ella
se agruparon
los anarquistas.

Soporta la ira del cierzo
igual que un barco a la mar
y bajo la densa niebla
es como un ángel guardián.

Cuando paso por su lado
me entran ganas de abrazar
el viejo y duro tronco
que la hace realidad.

Y allí permanece enhiesta
como un monegrino más
sabiendo, como ellos saben,
lo duro que es pelear.”

Las lágrimas acariciaron sus mejillas. Se abrazó a la sabina y se sintió en paz consigo mismo.

viernes, 15 de abril de 2011

Compañera

Transcurre el tiempo inexorable.
Los años van pasando sin cesar.
Y tú sigues a mi lado como siempre,
en nuestra edad madura y reposada,
como si fuésemos jóvenes amantes.
Navegando cual velero por el aire,
andando, si es preciso, sobre el mar;
gestionando la existencia en el silencio,
aglutinando sentimientos con bondad.
Y cumpliendo elegantes primaveras.
Compañera inestimable de la vida
y del alma para siempre Compañera.

sábado, 9 de abril de 2011

Alcaine, mi pueblo

Recostado en la ladera
del Serrallón, que es tu espalda,
Benicozar te protege
desde su altura más alta.

La Pica de la Solana
vigila todas tus casas,
por el fondo, el río Martín
te tributa aguas claras.

Alcaine anda que anda.

La Rueda, en el horizonte,
se mira en el Foradada;
la Caña Marco y su verde
oxigena tus andanzas.

Tus barrancos y tus rochas,
tus pinares y tu agua,
tus montes desparramados
sobre todas nuestras almas.

Alcaine viaja que viaja.

Tu universo nos atrae,
nos hipnotiza tu calma,
contagias tranquilidad,
nos das sosiego y templanza.

Aúnas las voluntades
de tus gentes con tu magia,
proyectándote al mundo
con ilusión desbordada.

Alcaine sigue su marcha.

sábado, 2 de abril de 2011

Escudriñando el Diccionario (1)

abra
Bahía no muy extensa. Abertura ancha y despejada entre dos montañas. Grieta producida en el terreno por efecto de sacudidas sísmicas.

apotegma
Dicho breve y sentencioso; dicho feliz, generalmente el que tiene celebridad por haberlo proferido o escrito algún hombre ilustre o por cualquier otro concepto.

burato
Tejido de lana o seda que servía para alivio de lutos en verano y para manteos. Cendal o manto transparente.

escudriñar
Examinar, inquirir y averiguar cuidadosamente algo y sus circunstancias.

parancero
Cazador que caza con lazos, perchas u otras invenciones.

zarzo
Tejido de varas, cañas, mimbres o juncos, que forma una superficie plana. Cañizo.

Añoradas Vivencias


A medida que me iba acercando, la tristeza me invadía el alma. Aquella visión de abandono me acongojaba. Las piedras y la argamasa, que antaño habían servido para formar las paredes, se amontonaban inertes por doquier. Los maderos yacían podridos y fracturados, los cañizos desvencijados, destrucción amontonada. La cambra, donde pasé tantas noches de verano, se adivinaba y, en un rincón del recinto, aún pude acariciar restos de paja que, sin duda, sirvieron de colchón para mi cuerpo adolescente. El ventanuco que daba al corral, por el que se vigilaban a las caballerías, seguía allí, como si no hubiera pasado nada, como testigo mudo de tantas y tantas miradas.
El recinto que sirvió de cocina se reconocía por el hollín incrustado en un trozo de tapial, milagrosamente en pie, ya que tenía el típico rebaje en su grosor, a modo de aparador donde se depositaban, entre otros enseres, la aceitera. Vino a mi mente el recuerdo de aquellas meriendas de rebanada de pan con aceite y azúcar, que sabían a gloria; el pan cocido en el “Horno de pan cocer”, en la Calle del Horno, frente a la bajada hacia La Solana y El Postigo; y el aceite destilado de las olivas en el “Molino del aceite”, al final de la Cuesta de San Ramón. Del hogar no había  quedado nada. Atisbé en un rincón los restos de lo que fue un cántaro, donde el agua de la Fuente de los Troncos esperaba para saciar la sed de aquellos días del estío.
La era, tan mimada en otros tiempos, aparecía yerma y mutilada; alguien había arrancado parte de las losas que cubrían el espacio donde, a lo largo de los años,  se  extendieron las cargas de  doradas espigas, acarreadas desde los campos donde se habían segado.
Vi claramente el trillo sobre la parva preparado para la tarea; las burras del abuelo Miguel “El Sacristán” esperando el toque de ramal para comenzar a dar vueltas sobre la mies sometida, resignada a que las piedras de pedernal arrancaran los granos de sus entrañas, para que después el viento los separara de la paja; granos que, transportados en talegas, acabarían en la tolva del “Molino de la harina” al final de la Cuesta de San Valero, ahora reducido a la nada.
El balsete, equidistante de la era y del pajar, con su fondo cuarteado por la sequía, apenas se distinguía entre la maraña de romeros y de aliagas.
El pajar del Sendero aparecía ante mí derrotado por los años, pero las vivencias de aquellos días de verano, tantas veces añoradas, permanecerán para siempre en el recuerdo, como bálsamo preciado para las llagas del tiempo.

lunes, 28 de marzo de 2011

Música, Imagen, Poesía

La música y la imagen también son poesía que serena el espíritu, transportándonos a paraísos inimaginables con sólo desearlo. Cierra los ojos o mira, en cualquier caso, escucha.
http://www.youtube.com/watch?v=0v2on7nhKjY

domingo, 27 de marzo de 2011

Actualidad

Cabalgan los jinetes de la muerte
a lomos de corceles desbocados,
van surcando los mares infinitos
de la mente imprevisible del humano.

No es posible luchar con las palabras
ya que afloran los instintos animales,
en un parto ancestral de vanidades
otra guerra, de nuevo, ha estallado.

El Inicio

Caminaba buceando en  sus adentros, tal como habitualmente lo hacía. Con paso firme repasaba el acontecer de nuestros días. Daba demasiadas vueltas a las cosas. Valoraba los pros y los contras antes de tomar sus decisiones y también actuaba por instinto en algunas y contadas ocasiones.  Siempre percibió la necesidad de plasmar lo que sentía. En su mente bullían mil palabras.