domingo, 23 de octubre de 2011

El Sur y el Norte

Camino por el río hacia Las Fuentes,
Los pies sumergidos en el agua,
las plantas luchando intensamente
con los cantos rodados de las piedras,
intentando el equilibrio de la vida.

Las Hoces del Martín me desafían,
sus paredes, hacia el cielo, me arrebatan,
un escalofrío recorre mi existencia,
caminando hacía el Sur de la esperanza,
con los pies desnudos en el agua.

El intenso azul del cielo me sosiega.
Las piruetas de los pájaros relajan.
El verde de las plantas me atempera.
Pero mi inquietud aún sigue en alza,
sin entender “el porqué” de tantas cosas.

Mucho Sur existe en nuestro Norte.
Todo el  Norte sumergido en la zozobra,
sin encontrar solución a los problemas.
Las finas líneas que dividen se disipan.
Todos somos iguales en la Tierra.

sábado, 15 de octubre de 2011

Escudriñando el Diccionario (3)

alcabor
Hueco de la campana del horno o de la chimenea.
bitoque
Tarugo de madera con que se cierra el agujero o piquera de los toneles.
cascajo
Guijo, fragmentos de piedra y de otras cosas que se quiebran.
ceneque
Panecillo o trozo de pan.
glera
Arenal. Terreno con mucho cascajo.
lía
Soga de esparto machacado, tejida como trenza, para atar y asegurar los fardos, cargas y otras cosas.

martes, 4 de octubre de 2011

Experiencia vital

Una reacción alérgica a un calmante inyectado me ha hecho vivir una experiencia vital difícil de explicar y, mucho más, de entender si no se ha pasado por ella.
Acostado boca abajo me quedé adormilado. No sé cuánto tiempo había pasado cuando comencé a oír una voz amortiguada y lejana;  reconocí la voz de mi esposa y noté que sus manos me zarandeaban. Aprecié el pánico en su llamada; alternaba mi nombre con  el de mi hija, a la que llamaba desesperadamente. Intentaba moverme pero no podía; quería responderle pero no era capaz de hacer salir sonido alguno de mi garganta. Me faltaba el aire, a duras penas respiraba y sentía como un profundo sopor se iba apoderando de mi. Me alarmé; fui consciente de que algo iba mal. Pero enseguida una sensación de paz y bienestar se instaló en mi cuerpo. En un instante pasaron infinidad de imágenes y pensamientos  por mi mente; el último para los míos y me apené por el difícil momento que les estaba haciendo pasar.
A continuación sentí que mi existencia se diluía plácidamente. No sé cuánto tiempo estuve inconsciente.
Después volví a oír mi nombre y a alguien que decía “ya vuelve, ya vuelve”. Me costó una eternidad abrir los ojos. Al principio todo estaba borroso,  pero poco a poco fui vislumbrando siluetas y por fin personas que me rodeaban y se ocupaban de mí.
Nunca he tenido miedo a la muerte y después de esta experiencia aún le tengo menos. Estoy convencido de que nuestro cuerpo está preparado para morir en cualquier momento; seguro de que cuenta con mecanismos especiales que se ponen en marcha cuando el tránsito es inminente.
Así lo sentí  ese día 17 de agosto y fui consciente de que, después de la experiencia, mi vida ya no sería igual que antes.  Curiosamente también nací otro día 17.
Desde entonces amo más la vida y valoro especialmente las pequeñas vivencias del día a día, disfrutándolas al máximo.
El pasado se esfumó y el futuro no ha llegado; sólo existe el presente y no nos podemos permitir el desaprovecharlo.

PD.- Quiero expresar agradecimiento infinito a mi familia por la rapidez y determinación con la que actuaron; a Elena por tener el antídoto;  a Ascensión  y los Doctores Joaquín y su esposa Inmaculada por su asistencia;  y a todos aquellos que ofrecieron su ayuda y/o se interesaron por mí. Gracias.

lunes, 5 de septiembre de 2011

30 de julio, la boda de mi hija

La experiencia, expresada en palabras, pretende ser una ayuda para la nueva andadura en común.

Vida compartida

Andadura nueva  para construir.
Dulce expectativa para disfrutar.
Nuevos horizontes para descubrir.
Muchos laberintos para descifrar.
Vida compartida: la felicidad.

No seáis tacaños a la hora de hablar.
Vivir en pareja es saber renunciar.
En la convivencia hay que perdonar.
Cualquier egoísmo se ha de desterrar.
Vida compartida: la felicidad.

La vida devuelve lo que tú le das.
Si le dais amor, amor os dará.
Si os respetáis, os respetará.
Si sois positivos, todo rodará.
Vida compartida: la felicidad.

Que sepáis vivir en complicidad.
Que la singladura os llene de paz.
Que en vuestro viaje brille la verdad.
Que seáis  felices, queremos sin más.
Vida compartida: la felicidad.

domingo, 26 de junio de 2011

La alameda

La alameda de chopos se engalana,
con bóveda de verdes redentores,
bajo el fondo azul de las alturas.
El río fluye sin descanso,
arrullando, con su dulce cantinela,
los vericuetos recónditos del alma.
El ocre de la tierra reverdece,
y la huerta, preñada de presentes,
nos ofrece  sus frutos cada día.
Bajo la atenta mirada de las rochas,
los pájaros, suspendidos en el aire,
dibujan infinitas filigranas.
La existencia en el paraje se recrea,
nutriéndose de arcoíris infinitos
que serenan la andanza pasajera.
Sinfonía de ruidos y colores.
Todo es paz en la alameda.

sábado, 11 de junio de 2011

Un Indignado más

Caminaba pensativo. Licenciado en filosofía y letras, 25 años, con un escuálido curriculum de empleos esporádicos y precarios. Daba rienda suelta a sus ideas escribiendo ensayos sobre aspectos de la vida. En la plaza, abarrotada de conciencia colectiva, se respiraba compromiso y libertad. A partir de ese mayo, nada iba a ser igual para él. Su mente henchida de propuestas, su alma cargada de ilusión. Repasó la chuleta que llevaba. La Asamblea iba a comenzar.

viernes, 3 de junio de 2011

Invierno del 62

Humeaba la vieja chimenea,
esparciendo los olores de la leña,
sobre el manto helado de rocío
que cubría los tejados de las casas.
El pueblo, adormilado todavía,
despertaba al toque de campanas.
El abuelo, ordenaba los aperos
y aparejaba a las caballerías.
Una nueva jornada comenzaba.
Las calles se llenaban de bullicio,
los chiquillos corrían a la escuela.
El fuego crepitaba en el hogar,
consumiendo viejos troncos de olivera.
Los pucheros arrimados a las brasas
preparaban, para luego, la comida.
Aroma de rosquillas en la estancia.
La abuela regentaba la cocina.